En esta película, el director español Luis Buñuel, en su paso por el cine francés, nos muestra una obra madura con grandes influencias de lo que sería el surrealismo de la época. Esta vez nos lleva a través de la vida de Sévérine, interpretada por la que después se convertiría en su musa francesa Catherine Deneuve, una chica perteneciente a la clase alta de Francia, casada con un destacado cirujano.

      Aunque su matrimonio parecía perfecto, incluso cuando ella prefiere mantenerse casta ante su marido Pierre, aún casados, ella visita por curiosidad un burdel parisino, lleno de extrañezas para esta mujer, pero que le llamarían tano la atención que decide entrar al juego que ahí se juega.



      A pesar de permanecer virgen frente a los ojos de su marido, Sévérine se inicia en la vida que el burdel ofrece, atrapándola e hipnotizándola, seduciéndose por la sola idea del sexo sin amor. Con el tiempo y tras varios hombres,  llega Marcel, un hombre de mala reputación amigo de un español que es quien lo lleva hasta el burdel donde se encuentra Belle de Joure. Cuando este se ve enamorado de ella, hace hasta lo imposible para encontrarla, enloquece al punto de ir a buscarla a su casa cuando renuncia al burdel dispuesto a contárselo todo a Pierre. Al ver que sus esfuerzos para poder quedarse con Sévérine eran en vano, Marcel se propone asesinar a Pierre y así quedarse con su amor.



      Tras emboscarlo y dejarlo herido, Marcel intenta escapar pero es alcanzado y asesinado por un policía de París. Pierre, quien es llevado en seguida al hospital, parece a ver quedado parapléjico además de ciego. Un viejo amigo de Pierre, que había encontrado a Sévérine trabajando en el bourdel y este le platica al liciado e invidente esposo. En las escenas finales se observa a Sévérine cuidando de él cuando de repente se levanta y actúa como si nada hubiera sucedido al igual que Sévérine.