Cuando se ponen en comunicación dos depósitos que contienen un mismo líquido e inicialmente están a distinta altura, el nivel de uno de los depósitos baja mientras que el otro sube hasta que ambos se igualan, éstos son llamados Vasos Comunicantes.

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André Breton, fundador de Surrealismo, publica Los Vasos Comunicantes en 1932, donde explica cómo existe y funciona la articulación entre lo real y lo surreal, contenida en los estados del inconsciente, y en consecuencia simboliza un mismo nivel comunicable para lograr al fin restablecer el puente entre la vigilia y el sueño.

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Basado en el psicoanálisis de Freud, utiliza los vasos comunicantes como una metáfora, ya que en los sueños se encuentran los deseos reprimidos, por lo que la realidad también está en lo onírico.

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En este planteamiento, el Surrealismo propone dejar fluir y comunicar dos estados mentales.